Alfonso Martínez, el alcalde con el récord histórico de violencia en Morelia

A menos de un mes de concluir su segundo mandato como alcalde de Morelia, Alfonso Martínez Alcázar deja tras de sí un legado sombrío: la capital michoacana ha alcanzado los índices de violencia más altos en su historia reciente. Durante su gestión, Morelia no solo ha abatido el récord de homicidios dolosos en un solo mes, sino que también ha concentrado más del 50% de los asesinatos ocurridos en todo el estado.

Según informes del Observatorio Nacional Ciudadano, el año 2022 se destacó por un incremento alarmante en los homicidios dolosos. En marzo de ese año, la ciudad experimentó un nivel de violencia sin precedentes, superando incluso los peores momentos de la “Guerra contra el Narco” y la crisis de gobernabilidad que llevó al surgimiento de los autodefensas. Con 48 homicidios dolosos registrados en ese mes, la cifra se situó muy por encima de los 45 registrados en noviembre de 2020, durante el mandato de Raúl Morón Orozco.

Los datos del Observatorio muestran una tendencia ascendente en la violencia desde 2015, año en que comenzó a gestarse el repunte de delitos en la capital del estado. Además de los homicidios, se ha observado un incremento preocupante en asaltos, robos a mano armada y robo de autos, reflejando una crisis de seguridad que parece no encontrar solución.

El gobierno de Martínez Alcázar, a pesar de contar con un considerable respaldo popular, ha sido caracterizado por su renuencia a colaborar con otras instancias gubernamentales en materia de seguridad. En 2015, se negó a firmar el Mando Único propuesto por el gobierno estatal y federal encabezado por Enrique Peña Nieto. Esta postura se repitió en 2021, cuando Martínez Alcázar rechazó la cooperación con la administración de Alfredo Ramírez Bedolla, manteniendo a Morelia como la única ciudad que no se alineó con los esfuerzos conjuntos para mejorar la seguridad.

Esta falta de coordinación ha contribuido al agravamiento de la violencia, situando a Morelia en una posición de vulnerabilidad que ha resultado en niveles críticos de inseguridad. La administración de Alfonso Martínez Alcázar será recordada por estos oscuros récords y por una gestión que, a pesar de sus esfuerzos, no logró contener la escalada de violencia que azota a la ciudad. Mientras la capital del estado enfrenta esta dura realidad, el desafío para su próximo gobierno será monumental: no solo se trata de reducir los números alarmantes, sino también de reconstruir la confianza y seguridad que se han perdido durante años de inacción y descoordinación.

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