Ayuntamiento de Morelia, indiferente ante proliferación de casinos clandestino

El alcalde de Morelia, Alfonso Martínez Alcázar, se lavó las manos del creciente problema derivado de los minicasinos y máquinas tragamonedas que invaden el centro histórico de la capital. A pesar del clamor de autoridades estatales y federales por controlar esta situación, Martínez Alcázar ha decidido mantener una postura ambigua y pasiva.

En declaraciones recientes, el edil se ha limitado a señalar que los establecimientos que operan en puntos específicos del municipio cuentan con amparos legales que les permiten funcionar de manera abierta y visible, incluso en horarios diurnos. Sin embargo, ha evitado abordar el impacto negativo que estos negocios tienen en la sociedad moreliana, especialmente en el aumento de la violencia y los recientes casos de homicidio que han sacudido a la ciudad en los últimos días.

Es notorio que Morelia es el único municipio en Michoacán que no ha participado en los operativos conjuntos para incautar las máquinas tragamonedas ilegales. Mientras tanto, en el corazón del centro histórico de la ciudad, estos negocios continúan expandiéndose sin control, atrayendo a cientos de clientes diariamente, incluyendo estudiantes que se ven seducidos por la facilidad de acceso y la promesa de ganancias rápidas.

Lo más preocupante es que, a escasos metros de las oficinas del ayuntamiento, se han detectado estos establecimientos que albergan decenas de máquinas tragamonedas, con funcionarios públicos entre sus visitantes habituales. Esta cercanía física entre el poder municipal y los puntos de operación de estas máquinas solo subraya la indiferencia y la falta de acción por parte de las autoridades locales.

La falta de regulación efectiva no solo perpetúa la proliferación de estos dispositivos de juego, sino que también perpetúa un ciclo de impunidad que podría tener consecuencias graves a largo plazo para la capital michoacana.

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