Cámara de Diputados prohíbe “terapias de conversión”

En una sesión de deliberación marcada por tensiones y debates acalorados, la Cámara Baja del Congreso Nacional ha dado un paso significativo hacia la protección de los derechos humanos al aprobar, con 267 votos a favor, 104 en contra y 33 abstenciones, una minuta que reforma y adiciona disposiciones cruciales al Código Penal Federal y la Ley General de Salud.

Este dictamen, cuya aprobación mayoritaria fue clara, implica una reforma trascendental que prohíbe y penaliza las conocidas “terapias de reorientación sexual”, también llamadas Esfuerzos por Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género (Ecosig).

Con esta nueva normativa, se establece que aquellos que realicen, impartan, apliquen, obliguen o financien estas prácticas obsoletas y perjudiciales enfrentarán penas de dos a seis años de prisión, además de multas considerables que oscilan entre 103 mil 740 y 207 mil 480 pesos, dependiendo del valor diario de la Unidad de Medida y Actualización (UMA).

Es importante resaltar que estas sanciones se duplicarán cuando las víctimas de estas prácticas sean menores de 18 años, personas adultas mayores o personas con discapacidad, una medida que busca garantizar una protección reforzada para los grupos más vulnerables de nuestra sociedad.

Además, la legislación contempla la responsabilidad de los padres, madres o tutores en caso de que sean ellos quienes promuevan o participen en estas prácticas nocivas. En estos casos, el juez tendrá la facultad de aplicar sanciones que van desde amonestaciones hasta apercibimientos, reconociendo así la necesidad de abordar este problema desde diferentes ángulos, incluida la responsabilidad familiar.

La aprobación de esta reforma es un hito en la lucha por los derechos humanos y la diversidad sexual en nuestro país. Representa un mensaje claro y contundente: no hay lugar para la discriminación ni para las prácticas que atentan contra la dignidad y el bienestar de las personas.

Sin embargo, es importante recordar que esta es solo una parte del camino hacia una sociedad más inclusiva y respetuosa. Todavía queda mucho por hacer en términos de educación, sensibilización y garantía de derechos para todas las personas, independientemente de su orientación sexual o identidad de género.

Esperemos que esta medida marque el inicio de un cambio cultural profundo y duradero, donde la diversidad sea celebrada y protegida en todas sus formas.

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