¡Hay talento! Así es el robot del IPN que ayuda a niñxs con autismo
Sin duda en el Instituto Politécnico Nacional hay talento. Ahora ingenierxs del IPN fabricaron el torso de un robot humanoide para apoyar en las terapias multisensoriales de niñxs preadolescentes con autismo funcional.
Quienes hicieron realidad este proyecto fueron Evelin García Almaraz y Ricardo Arturo Zavala Velasco, ambos egresados de la Unidad Profesional Interdisciplinaria en Ingeniería y Tecnologías Avanzadas (Upiita) y con este trabajo obtuvieron el grado en Ingeniería Biónica.
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Lo que buscan es poder disminuir la dificultad de interactuar, socializar y comunicarse que tienen las personas con esta enfermedad. “El autismo presenta un amplio espectro de comportamiento, que va desde muy severo hasta apenas imperceptible”, explicó Evelin García en un comunicado de prensa.
Este robot es para el segundo grupo. Son niñxs a los que se les puede hablar e incluso tocar. Lo que se busca es que este humanoide no represente una amenaza para ellos y sea más fácil la interacción con ellxs.
¿Cómo es este robot del IPN para las terapias de autismo?
El torso es totalmente blanco, con una piel rígida y plastificada, y se le puede ver como salen los cables de sus extremidades. Se sujeta al piso por una larga base negra, de la que sale un tubo que le da soporte. Su cara es como la de un humano, dos ojos, boca, frente y nariz, pero su expresión es genérica, casi afable.
Para su creación, lxs ingenierxs utilizaron planos del torso, manos y cara de un robot humanoide InMoov, desarrollado en código abierto por el escultor francés Gaël Langevin. Pero no fue tan fácil, ya que requirió más de 400 horas de impresión.
Al tenerlo en físico, lxs politénicxs trabajaron en el reconocimiento de imágenes a través de una cámara Intel RealSense (de profundidad) colocada en el torso del robot. “Esta cámara permite que los dispositivos puedan captar y aprender de su entorno. La idea es que niñas y niños puedan imitar sus movimientos y el robot confirmará que lo estén haciendo correctamente”, detalló Ricardo Zavala.
Para su funcionamiento cuenta con seis servomotores que permiten el control de la posición, aceleración y velocidad, así como de nueve movimientos básicos, entre ellos, levantar los brazos de frente a 180 grados y de regreso, mover la cabeza para asentir o negar y mover la mandíbula al hablar.
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Cinco mentes para crear una
El “cerebro” del robot necesitó del trabajo de cinco personas, pues lxs jóvenes necesitaron de la asesoría de lxs profesorxs Yesenia Eleonor González, Álvaro Anzueto Ríos y José Gonzalo Solís Villela. Realizaron una programación para la adquisición de imágenes por medio de las redes neuronales convolucionales YOLO (You only look once, que traducido quiere decir: Tú sólo ves una vez).
Este es un algoritmo de open source (fuente abierta) capaz de extraer todas las características de una imagen fija o de video, clasificarlas y detectarlas con precisión de forma autónoma.
“Recabamos más de tres mil 500 imágenes para realizar terapias multisensoriales, enfocadas a la atención consciente, es decir, que el niño pueda entender lo que le están diciendo y replique los movimientos que le solicitan que realice. Si se hace el movimiento correctamente prenderán unas luces led y una voz que dirá: bien hecho, vamos al siguiente movimiento”, explicaron lxs ingenierxs.
También necesitaron la ayuda de especialistas en autismo. Les explicaron que en México existen algunas salas multisensoriales donde las y los menores pueden reconocer colores y texturas. A pesar de ello, este robot del IPN para tratar a pacientes con autismo es único en su tipo y podría ser de gran utilidad para quienes tratan este tipo de enfermedades.