Julian Assange, fundador de Wikileaks, logra su libertad
Julian Assange, el controvertido fundador de Wikileaks, ha dejado finalmente el Reino Unido tras una larga y tortuosa batalla legal que mantuvo al mundo en vilo.
Después de cinco años recluido en una prisión británica, el Tribunal Superior de Londres le ha concedido la libertad bajo fianza, gracias a un acuerdo alcanzado con Estados Unidos. Este pacto le permitirá declararse culpable de un cargo relacionado con la conspiración para obtener y divulgar información sensible para la defensa nacional estadounidense y, a cambio, quedar en libertad sin cumplir tiempo bajo custodia estadounidense.
Wikileaks, la plataforma de Assange, publicó documentos militares secretos que revelaron verdades incómodas sobre las acciones del ejército estadounidense. Este acto, para muchos, significó un golpe maestro contra la opacidad gubernamental; para otros, una amenaza a la seguridad nacional. La polarización fue inevitable.
Desde ese momento, la travesía de Assange ha sido intensa y cargada de incertidumbre. Su último capítulo en el Reino Unido estuvo marcado por la resistencia feroz a ser extraditado a Estados Unidos, donde temía enfrentarse a una larga condena en prisión. La lucha culminó en un acuerdo que parece más una rendición negociada que una victoria clara. Como parte del convenio, el tiempo que Assange pasó encarcelado en el Reino Unido será reconocido, lo cual ha evitado que pise una cárcel estadounidense.
Su caso pone de manifiesto las complejidades de la justicia internacional y el precio de la transparencia. La libertad de Assange es, en efecto, una victoria, pero una teñida de concesiones y compromisos que nos recuerda que la verdad y la justicia rara vez son absolutas.