La “hormiga loca” invade España
La inesperada invasión de la “hormiga loca” (Paratrechina longicornis) en algunas zonas de Barcelona ha encendido las alarmas en Cataluña, aunque para muchos no sea una completa novedad. Este diminuto pero persistente insecto es un viejo conocido en la península ibérica y las islas, capaz de adaptarse y expandirse en entornos que no son los suyos con una eficacia sorprendente.
Si bien la aparición de la hormiga loca en Barcelona ha captado la atención mediática recientemente, la realidad es que ya se había detectado una plaga en el puerto de la ciudad en el año 2021. En aquella ocasión, la hormiga loca venía acompañada de otra especie, Lepisiota melas, que sí representaba una novedad para la península ibérica. A pesar de los esfuerzos por erradicarlas mediante una limpieza exhaustiva del puerto, la hormiga loca ha regresado con fuerza, demostrando su resistencia y capacidad de adaptación.
Los antecedentes de esta intrépida hormiga se remontan a décadas atrás, con plagas detectadas en diversas regiones de España, desde Canarias en 1987 hasta Córdoba en 2013. Su presencia en múltiples puntos del territorio español subraya su habilidad para colonizar una amplia variedad de hábitats, tanto urbanos como agrícolas.
Aunque su nombre no alude a una especie particularmente agresiva, sino más bien a sus movimientos erráticos que facilitan su identificación, la hormiga loca no carece de riesgos. Su capacidad para formar plagas representa una preocupación tanto para el sector agrícola como para el entorno urbano, donde puede causar daños significativos.
Ante este panorama, la atención y la acción coordinada de las autoridades y los expertos se hacen necesarias para contener y controlar la expansión de esta intrépida invasora. La presencia de la hormiga loca en Barcelona es un recordatorio de la constante lucha contra las especies invasoras y la importancia de la vigilancia y la prevención en la conservación del medio ambiente y la biodiversidad.