Las promesas de Alfonso Martínez se ahogan en el Blvd. García de León de Morelia

Las recientes tormentas que azotaron la capital michoacana han vuelto a poner en evidencia las penurias de una obra pública: el Parque Lineal del Boulevard García de León. A menos de un año de su inauguración, las supuestas mejoras realizadas bajo la gestión de Alfonso Martínez Alcázar han resultado ser un fiasco monumental.

Las imágenes son elocuentes: alcantarillas convertidas en geiseres improvisados, calles que se transforman en cauces impetuosos, y un sistema de drenaje que colapsa bajo la presión del agua. ¿La razón? Un proyecto que, como tantos otros en la ciudad, se enfocó más en lo estético que en lo funcional.

Desde su concepción, el Parque Lineal del Boulevard García de León ha sido un remedo de modernidad mal ejecutado. Las obras, financiadas con el erario de los morelianos, exhiben ahora adoquines desprendidos y mobiliario urbano deteriorado, pagado a precio de oro pero construido con el estándar de una feria de pueblo.

Este desastre no es solo un inconveniente temporal. Es el resultado de una gestión negligente que privilegió la apariencia sobre la sustancia, el discurso sobre la acción. Las inundaciones recurrentes en la zona no son sorpresa para quienes conocen el historial de obras mal planificadas en la ciudad, donde las promesas de desarrollo se deshacen bajo la primera tormenta.

El ex alcalde independiente, Alfonso Martínez Alcázar, tiene mucho que explicar. Su legado, en lugar de ser la mejora sustancial de la infraestructura urbana, se resume en un parque inundado y desmantelado en menos tiempo del que tardó en construirse.

Los morelianos merecen respuestas. ¿Dónde quedó el dinero destinado a estas obras? ¿Por qué se prefirió gastar en lo superfluo en lugar de fortalecer la resiliencia de nuestra ciudad ante los embates climáticos?

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