Mayo de 2024 fue el mes más caluroso en la historia

El mes de mayo de este año pasará a la historia como el más caluroso jamás registrado en México, alcanzando una temperatura media de 27 grados Celsius, la cifra más alta desde que el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) comenzara sus mediciones oficiales en 1953. Este martes 18 de junio, el SMN presentó su informe mensual, titulado ‘Reporte del Clima en México’, que da cuenta de las “muy calurosas condiciones de temperatura” vividas en el país.

Los datos son contundentes: dos olas de calor, una de 11 días y otra de 16, elevaron los termómetros hasta los 45 grados Celsius en varias regiones. Estas olas de calor no solo quebrantaron récords históricos, sino que también pusieron de relieve la vulnerabilidad del país ante los extremos climáticos. El promedio nacional de 27 grados Celsius representa un incremento de 2.9 grados respecto al promedio climatológico del periodo 1991-2020.

Las regiones del noreste, Golfo de México, Península de Yucatán y Pacífico sur fueron las más azotadas por este calor inusitado. En total, 24 de las 32 entidades federativas experimentaron el mayo más cálido en su historia. Este patrón, que desafía las normas, obliga a reflexionar sobre las acciones y estrategias que se deben implementar para mitigar el impacto del cambio climático.

El calor no llegó solo. Mayo de 2024 se registró como el segundo más seco de la serie histórica, solo superado por 1998. El déficit de lluvias alcanzó el 75 por ciento respecto al promedio, con una reducción de 30.1 milímetros de agua. La sequía, calificada de “moderada a excepcional”, afectó tres cuartas partes del territorio nacional. Los estados de Quintana Roo, Chiapas y Yucatán fueron los más severamente golpeados, con déficits de 108, 101 y 83 milímetros respectivamente.

Ante este panorama desolador, es imperativo que el gobierno y la sociedad civil trabajen juntos en la construcción de una política ambiental robusta y eficaz. No basta con observar y lamentar las cifras; es necesario actuar con urgencia y determinación. Las altas temperaturas y la sequía no son fenómenos aislados, sino síntomas de una crisis climática que nos exige repensar nuestro modo de vida y nuestra relación con el entorno.

La historia se está escribiendo con fuego y polvo. La pregunta es si seremos capaces de responder a tiempo para evitar que el próximo mayo vuelva a romper récords que preferiríamos no tener que registrar.

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