Michoacán baja a la mitad el número de homicidios.

Durante la gestión del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, Michoacán ha registrado una notable disminución en los homicidios dolosos, un descenso del 54.82% que marca un cambio significativo en la seguridad del estado. Así lo reveló el secretario de Seguridad Pública, Juan Carlos Oseguera Cortés, en una reciente conferencia de prensa.

En el evento, que tuvo lugar en la sede del gobierno con la presencia del secretario de Gobierno, Carlos Torres Piña, y el Fiscal General de Michoacán, Adrián López Solís, Oseguera Cortés ofreció una panorámica detallada de los avances en materia de seguridad. Según el funcionario, la disminución en el número de víctimas ha sido tan significativa que ha sacado a Michoacán de la lista de los siete estados con la mayor tasa de homicidios en el país.

El secretario de Seguridad Pública destacó que, comparado con las cifras de octubre de 2021, se ha observado una reducción de 142 víctimas anuales. De las alarmantes cifras que promediaban 259 víctimas mensuales al inicio del gobierno, el estado ha logrado reducir ese número a 117 en el último mes, evidenciando una disminución superior al 50%. En términos diarios, el promedio de homicidios dolosos pasó de 8.4 a 3.7 casos, reflejando una mejora tangible en la seguridad pública.

Este descenso en las cifras no solo simboliza un alivio para los ciudadanos, sino que también subraya los esfuerzos concertados de las autoridades para enfrentar la violencia en la región. El enfoque renovado en la política de seguridad y la implementación de estrategias más efectivas parecen estar dando frutos, ofreciendo una nueva perspectiva sobre la capacidad del estado para gestionar y superar desafíos de esta magnitud.

La disminución en los índices de homicidio no solo es un dato estadístico, sino una muestra de la esperanza renovada para los michoacanos, un testimonio del impacto positivo que puede lograrse con una gestión enfocada y determinada. En medio de desafíos persistentes, Michoacán comienza a ver una luz al final del túnel, un indicio de que el cambio es posible y la seguridad, aunque aún frágil, avanza hacia una nueva era.

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