Policía de Alfonso Martínez protagoniza escándalos y abusos
Bajo la administración municipal de Alfonso Martínez Alcázar, la Policía Morelia ha alcanzado un nivel alarmante de señalamientos por abuso de autoridad, convirtiéndose en la corporación con más quejas en todo Michoacán. En tan solo ocho meses, acumula más de 24 denuncias ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), superando no solo a otras corporaciones municipales, sino incluso a la Guardia Civil estatal, que opera en 113 municipios, frente a la jurisdicción única de la Policía Morelia en su propio municipio.
La CEDH ha confirmado que la descomposición de esta corporación se ha profundizado en las últimas semanas. El caso más impactante, que ha puesto en entredicho la formación y los protocolos de actuación de la Policía Morelia, involucra a una niña de cinco años que fue agredida durante un control de tránsito. Los agentes, incapaces de manejar la situación, gasearon y sometieron a la menor en presencia de su familia, un incidente que ha generado indignación pública. Este acto, sumado al arresto de uno de sus propios elementos en posesión de drogas y la falta de respuesta de la administración de Martínez Alcázar, retrata una corporación fuera de control.
Apenas una semana antes, una mujer policía fue desarmada en cuestión de segundos por un civil, quien luego se quitó la vida con el arma de la oficial. Este trágico episodio dejó al descubierto la alarmante falta de capacitación de la corporación, que no solo falló en prevenir la tragedia, sino que además trató de encubrir la negligencia de su elemento. La muerte del civil, lejos de ser un hecho aislado, refleja una policía mal preparada y sin protocolos efectivos.
El colofón de esta semana trágica fue el enfrentamiento entre la Policía Morelia y estudiantes de la Normal de Tiripeto. Lo que comenzó como una protesta estudiantil culminó con balas. Un normalista resultó gravemente herido con tres impactos de bala, evidenciando un uso excesivo y desproporcionado de la fuerza. La policía municipal, que debería garantizar la seguridad ciudadana, hoy es una amenaza, una realidad que pone a Alfonso Martínez Alcázar en el centro de la tormenta.