Riqueza cultural de Paracho impresiona a Enrique ‘Pato’ Montes en el Festival Internacional de Guitarra

Enrique “Pato” Montes, el carismático miembro de La Maldita Vecindad, ha brindado una visión reveladora del Festival Internacional de Guitarra en Paracho, Michoacán. Montes, conocido por su influencia en el rock mexicano y su pasión por la música, se encontró con una experiencia que, según sus propias palabras, lo dejó “sin palabras”.

En sus redes sociales, Montes expresó su asombro y profunda admiración por lo que vivió en Paracho, destacando no solo el esplendor del festival, sino también la riqueza cultural que el pueblo ofrece. “Me voy contento y conmovido al haber sido parte de esta gran celebración de la música”, comentó el músico, resaltando la magnitud de la impresión que le dejó la comunidad local.

Para Montes, Paracho es mucho más que un simple productor de guitarras; lo describió como un auténtico Pueblo Mágico, y subrayó su fuerte arraigo a la cultura Purépecha y a sus raíces indígenas. Esta perspectiva, desde un artista acostumbrado a los escenarios globales, aporta una dimensión importante al entendimiento del valor cultural de Paracho. El pueblo no solo sobresale por la calidad de sus instrumentos, sino también por la autenticidad y el fervor con los que celebra y preserva su patrimonio.

El festival, que reunió a músicos y amantes de la guitarra de diversas partes del mundo, sirvió de plataforma para que Montes viviera una inmersión total en la tradición y en el calor humano de Paracho. Su testimonio es un recordatorio de que el valor de los eventos culturales y de las tradiciones locales va más allá de lo que se puede medir en términos estrictamente cuantitativos. Es una invitación a apreciar y celebrar las raíces culturales que, a menudo, se encuentran en los rincones más inesperados del país.

La experiencia de Enrique “Pato” Montes en Paracho subraya la importancia de conectar con las tradiciones locales y reconocer el papel vital que juegan en la identidad cultural. En un mundo en constante cambio, su mirada fresca y su experiencia compartida ofrecen una lección sobre el poder de la cultura para unir y enriquecer a las comunidades, destacando que la verdadera esencia de un lugar se revela a través de su gente y sus tradiciones.

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