Tunden de críticas a exposición de Ana Gallardo

El pasado 10 de agosto, el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) inauguró la exposición “Tembló acá un delirio” de la reconocida artista argentina Ana Gallardo. La muestra, según lo expuesto por el recinto, busca transformar el duelo en un proceso público, enfocado en la violencia contra las mujeres. Sin embargo, lo que parecía ser una reflexión profunda sobre el dolor y la resistencia, ha encendido una controversia que se cierne sobre una de las piezas exhibidas.

La obra en cuestión, titulada “Extracto para un fracasado proyecto”, no solo ha reabierto heridas, sino que ha generado un intenso descontento entre las integrantes de la Casa Xochiquetzal, un refugio en la Ciudad de México para mujeres adultas mayores que ejercieron el trabajo sexual. Este colectivo expresó su malestar en una carta pública el 9 de octubre, denunciando que la obra de Gallardo revictimiza a las habitantes del refugio y mancilla su dignidad.

La historia de esta pieza se remonta a 2011, cuando Gallardo realizó una residencia en la Casa Xochiquetzal. A partir de su experiencia, la artista creó un proyecto inacabado inspirado en el cuidado de una mujer llamada Estela, quien falleció durante el proceso. La pieza incorpora un video de las condiciones de vida de Estela, acompañado de un texto que, según el comunicado del MUAC, refleja la frustración y las limitaciones del arte para abordar ciertos temas.

Sin embargo, el colectivo de la Casa Xochiquetzal ha señalado que la obra no solo perpetúa estigmas sino que insulta directamente a las mujeres del refugio, empleando términos misóginos y ofensivos que exacerban la discriminación que ya enfrentan. La carta del colectivo subraya que las palabras de Gallardo están “llenas de mentiras” que dañan aún más la ya frágil situación del refugio, un espacio que lucha constantemente contra el estigma social.

Este incidente evidencia las tensiones que pueden surgir cuando el arte se cruza con las experiencias de comunidades vulnerables. Para Gallardo, su obra es una reflexión íntima sobre los límites del duelo y el arte; para las mujeres de la Casa Xochiquetzal, es un recordatorio doloroso de la indiferencia y el desprecio que la sociedad aún muestra hacia ellas.

El MUAC, en su intento por mantener el diálogo abierto, ha defendido la pieza como parte de un proceso artístico que busca reparar desde la creatividad. No obstante, la pregunta que flota en el aire es si el arte, al querer abrir ciertas heridas, está preparado para cargar con el peso de las consecuencias que genera en quienes más han sufrido. ¿Hasta dónde llega la responsabilidad del creador frente a quienes toman parte, involuntariamente, en su obra?

Lo que es claro es que este conflicto trasciende los muros del museo, tocando fibras sensibles en la intersección entre arte, violencia y dignidad humana.

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